25 marzo, 2007

Sinopsis

He dejado de escribir por un buen tiempo.
He suprimido malos hábitos para darle espacio a nuevos.
He caído de bruces y nadie lo ha notado
(no sé si alegrarme o llorar por ello)

He leído muy poco y decodificado en exceso.
He soñado con habanos retoñados de champiñones
y con otras absurdas cuestiones que se repiten una tras otra.
Me he vuelto inoportunamente oportuno.

He andado con un voraz apetito por no apetecer nada
y con mayores contradicciones en la conciencia.
He dejado que la apatía se vuelva mi hermana
y la he amado en un incesto silencioso.

Los símbolos y cifras han perdido su secreto valor;
las grafías son sólo manchas en los documentos.
Rara vez me reconozco entre las gentes,
rara vez reconozco este sentimiento.

Náufrago en la canícula espesa como coágulo de sol,
del único día, del único mes, del único año.
Mi hábitat se esconde entre los charcos y tintes grises
de esta ciudad inmóvil de papel y crepúsculo.

Duermo extendido sobre papeles magros tatuados con ecuaciones;
damnificado de mí mismo, eco de la caída del último baobab.
Veo a una figura encorvada esperarme fumando en el umbral
y no logro moverme a recibirla.

Tú, que no eres parte de este algoritmo cíclico,
en el que, por terquedad, he anulado algunos pasos;
acaso eres la menos vulnerable de mis mentiras,
aún entre aquellas geniales que me he dicho a mí mismo.

Ante ti, hirviendo en fiebre, respirando por la boca,
no hay rictus desconocido o absurdo;
todo arrepentimiento mío caduca antes de ser formulado,
todo intento es un vislumbre de mi futura derrota.

Eres, el ritmo cansado en que danza este poema,
el cual he obviado y pospuesto indefinidamente,
incluso ahora que lo escribo,
y más aún luego, cuando al fin logre borrarlo.

04/05/02, 04/04/05 y 14/10/06

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