In the still of the night, in the world's ancient light Where wisdom grows up in strife My bewildering brain, toils in vain Through the darkness on the pathways of life Each invisible prayer is like a cloud in the air Tomorrow keeps turning around We live and we die, we know not why But I'll be with you when the deal goes down
We eat and we drink, we feel and we think Far down the street we stray I laugh and I cry and I'm haunted by Things I never meant nor wished to say The midnight rain follows the train We all wear the same thorny crown Soul to soul, our shadows roll And I'll be with you when the deal goes down
Well, the moon gives light and it shines by night When I scarcely feel the glow We learn to live and then we forgive O'r the road we're bound to go More frailer than the flowers, these precious hours That keep us so tightly bound You come to my eyes like a vision from the skies And I'll be with you when the deal goes down
Well, I picked up a rose and it poked through my clothes I followed the winding stream I heard the deafening noise, I felt transient joys I know they're not what they seem In this earthly domain, full of disappointment and pain You'll never see me frown I owe my heart to you, and that's sayin' it true And I'll be with you when the deal goes down
“Cuando el trato se acabe” de Bob Dylan
En la quietud de la noche, a la antiquísima luz del mundo,
donde la sabiduría crece en la lucha,
mi cerebro desorientado, juega en vano
a través de la oscuridad por los pasajes de la vida.
Cada oración invisible es como una nube en el aire,
el mañana continúa dando vueltas
el vivimos y morimos y el no sabemos por qué,
pero estaré contigo cuando el trato se acabe.
Comemos y bebemos, sentimos y pensamos;
luego de un trecho nos perdemos.
Me río y lloro y me obsesiono
por cosas que nunca quise ni deseé decir.
La lluvia sigue al tren de la medianoche.
Todos llevamos la misma corona de espina.
Alma a alma, nuestras sombras se revuelcan.
Y estaré contigo cuando el trato se acabe.
La luna da luz y brilla por la noche
cuando yo apenas siento el brillo.
Aprendemos a vivir y entonces perdonamos
sobre el camino que estamos obligados a tomar.
Más frágil que las flores, estas horas preciadas
que nos mantienen unidos tan íntimamente.
Vienes a mis ojos como una visión de los cielos
Y estaré contigo cuando el trato se acabe.
Recogí una rosa y asoma entre mis ropas,
seguí la corriente serpenteante,
oí el ruido ensordecedor, sentí alegrías trascendentes,
sé que no son lo que parecen.
En este domino terrenal lleno de decepción y dolor,
nunca me verás fruncir el ceño.
Te debo mi corazón esa es la verdad
estaré contigo cuando el trato se acabe.
"Guess I'm doing Fine" by Beck
There’s a blue bird at my window I can’t hear the songs he sings All the jewels in heaven They don’t look the same to me
I just wade the tides that turned Till I learn to leave the past behind
(Chorus) It’s only lies that I’m living It’s only tears that I’m crying It’s only you that I’m losing Guess I’m doing fine
All the battlements are empty And the moon is laying low
Yellow roses in the graveyard Got no time to watch them grow
Now I bade a friend farewell I can do whatever pleases me
(Chorus)
Press my face up to the window To see how warm it is inside See the things that I’ve been missing Missing all this time
(Chorus)
"Supongo que estoy bien" de Beck
Hay un ave azul en mi ventana. no puedo escuchar las canciones que canta. Todas las joyas en el cielo, no lucen igual para mí.
Apenas evito las mareas que dieron vuelta hasta que aprenda a dejar el pasado atrás.
(Coro) Son sólo mentiras que estoy viviendo, son sólo lágrimas que estoy llorando, es sólo a ti que te estoy perdiendo. Supongo que estoy bien.
Todas las almenas están vacías y la luna se está poniendo baja.
Rosas amarillas en el cementerio, no consiguió tiempo para verlas crecer.
Ahora le ofrecí a un amigo despedirse, no puedo hacer lo que me plazca.
(Coro)
Presiona mi cara contra la ventana para ver cuán cálido es adentro. Ver las cosas que me he estado perdiendo, perdiendo todo este tiempo.
(Coro)
25 marzo, 2007
* * * * *
...Asfalto, asfalto, asfalto, asfalto, acera, acera, esquina, asfalto, asfalto, acera; juega la sombra, alzo la mirada, tejados marcianos, antenas punzantes, crestería que desborda, gárgolas tiernas, mirada a la derecha: ventanales abiertos como fauces que devoran de adentro hacia fuera, un graffiti, un mensaje, granito, granito. Tropiezo, mirada hacia abajo, hormigas babilónicas (tan antiguas como el temor), crucigrama peregrino, van a la batalla, a sobrevivir los pasos, mirada al frente: ojos que pasan y esculcan, ojos que pasan y saludan, ojos que pasan y cuestionan, ojos que pasan e ignoran, ojos que pasan y observan, ojos que pasan y juzgan, ojos que pasan y gustan, ojos que pasan y cuestionan, ojos que sólo pasan, ojos que sólo miran por mirar, ojos que leen la lista de los ojos y bostezan. Escalones, sagrados escalones, tus rejas, tu comunidad, edificio miserable, corredor, cerámica, concreto, cemento, ladrillo, cera, limpieza a medias, áreas verdes ahogadas por el progreso cual mares ahogados por la tierra. El ascensor que me traga y me lleva por la faringe invertida de tu edificio, me digiere en nerviosismo, me espera y me hace esperar; me notifica la llegada de la digestión, me expulsa: tu piso. Atrás, el patio juglar e inmenso pues él sólo es un poema, piedras hirviendo, arenilla como oxígeno, atrás, abajo, (ya qué importa) en la calle: olores que ascienden a los cielos como llamados por Dios, como el humo que expelen los cadáveres de las cabras en el templo de Salomón; ruidos que viajan como oleadas y que susurran desesperación. Tu puerta, el picaporte helado como la primera cuchillada, el timbre cuestionador. Vacilo: derecha, la fila india de viviendas enmarcadas en las alturas, la colocación vertical, el vacío del corredor y el cielo... la libertad al caer. Izquierda: pared, inhabitable. Toco, entro, sala, comedor, cocina, cuarto, todo en las cuatro paredes, como un tierno pero deleznable cuadro. Sólo importas tú en el medio... nada me hará cambiar mi rumbo ni desviar la mirada, todas las brújulas se desintegran como relojes de Dalí, la estrella del norte desaparece así como así, los mapas son incinerados vertiginosamente como textos heréticos, ya nadie ha de posar su oído sobre la tierra, ya nadie ha de mojar su dedo y someterlo a la dirección de los vientos, todos los caminos llevan a ti, todas las entradas son hacia ti, todas las bifurcaciones del mundo se unen, todo se integra en un sendero hacia ti, como si las células nunca sehubiesen dividido y existiese un único organismo: tú.
Bésame y lleva a mi incipiente boca a esos parajes que únicamente los besados han visto, luego, a nuevas escuelas de pupitres embadurnados en desilusión y pizarrones emborrachados de ignominia. Eres tú, como un león de porcelana en la fuente, como el pececillo que me mira desde el fondo, como, las nubes que me abrazan desde el cielo. Eres todo. Eres mi mano contra el granito, raspándose y despellejándose sin inmutarse porque sabe que esos son tus parajes, disfrutando el cosquilleo oscilante como un péndulo entre el placer y el dolor, mientras camino a la torre, monolítica y única, en mi ciudad, como un templo, en todo el centro...
Sinopsis
He dejado de escribir por un buen tiempo. He suprimido malos hábitos para darle espacio a nuevos. He caído de bruces y nadie lo ha notado (no sé si alegrarme o llorar por ello)
He leído muy poco y decodificado en exceso. He soñado con habanos retoñados de champiñones y con otras absurdas cuestiones que se repiten una tras otra. Me he vuelto inoportunamente oportuno.
He andado con un voraz apetito por no apetecer nada y con mayores contradicciones en la conciencia. He dejado que la apatía se vuelva mi hermana y la he amado en un incesto silencioso.
Los símbolos y cifras han perdido su secreto valor; las grafías son sólo manchas en los documentos. Rara vez me reconozco entre las gentes, rara vez reconozco este sentimiento.
Náufrago en la canícula espesa como coágulo de sol, del único día, del único mes, del único año. Mi hábitat se esconde entre los charcos y tintes grises de esta ciudad inmóvil de papel y crepúsculo.
Duermo extendido sobre papeles magros tatuados con ecuaciones; damnificado de mí mismo, eco de la caída del último baobab. Veo a una figura encorvada esperarme fumando en el umbral y no logro moverme a recibirla.
Tú, que no eres parte de este algoritmo cíclico, en el que, por terquedad, he anulado algunos pasos; acaso eres la menos vulnerable de mis mentiras, aún entre aquellas geniales que me he dicho a mí mismo.
Ante ti, hirviendo en fiebre, respirando por la boca, no hay rictus desconocido o absurdo; todo arrepentimiento mío caduca antes de ser formulado, todo intento es un vislumbre de mi futura derrota.
Eres, el ritmo cansado en que danza este poema, el cual he obviado y pospuesto indefinidamente, incluso ahora que lo escribo, y más aún luego, cuando al fin logre borrarlo.