11 febrero, 2013

Fe



Le tengo fe ciega a demasiadas cosas, pero a pocas como se la tengo a las pastillas. No sé si sea del todo cierto hasta que muera, pero al menos lo es por ahora. Tampoco sé si es fe, más que confianza en el método científico que supongo está tras ellas, o en la posibilidad de que el efecto placebo sea más que una curiosidad.

La fe, más que una virtud, siempre me ha parecido una debilidad, o en mi arrogancia he querido creer que lo es. Eso, debería arrojar más luz sobre mi afirmación anterior y sus consecuencias en mi psique. No sólo me debato entre entre las connotaciones megativas y positivas de esta creencia ciega en el efecto de las pastillas sobre mi fisiología, si no también sobre si creer cin pruebas es algo que pueda resultar beneficioso, lo cual el cliché ignorance is bliss encierra a la perfección.

No saber, supongo, puede en su frustrantemente condescendiente manera, ser un camino hacia la felicidad.

Por cierto, hoy renunció el papa. Primera vez que pasa en 600 años. Ignorance is bliss.


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